El Ocaso de Jorge Glas


Por Nicolás Córdova

El miércoles 13 de diciembre, el martirio nacional sobre el caso Odebrecht termina en la máxima pena por el delito de asociación ilícita para el vicepresidente del Ecuador. Jorge Glas fue condenado a seis años de privación de libertad por sobornos de la constructora brasileña en el país. El tribunal de la Corte Nacional de Justicia acogió la solicitud del Fiscal General Carlos Baca de sentenciar a Glas como autor del delito. La sentencia se basa en el artículo 370 del Código Penal anterior puesto que éste estaba vigente al momento de cometer la infracción.

La materialidad del delito se logró mediante asistencia penal internacional, testimonios y un análisis financiero minucioso en donde se constató la transferencia de 33.5 millones de dólares en coimas para la adjudicación de contratos de obras para el Estado. En total, el tribunal halló responsables a 8 de los procesados entre los cuales está el tío del vicepresidente, Ricardo Rivera.

Con este fallo histórico el país entra en una nueva fase al comprobarse tres elementos fundamentales. El primero, que el Estado de Derecho, tan cuestionado por algunos sectores de la política ecuatoriana, está en plena vigencia y ha demostrado altura e imparcialidad. El segundo elemento, la lucha contra la corrupción que ofreció el Presidente Moreno al iniciar su mandato está en plena ejecución. El tercer elemento, grupos que se atribuyeran la “victoria” de golpear al gobierno con la remoción de una figura simbólica de tan alto nivel como el vicepresidente de la república, no aportaron en nada a la consecución de justicia que la ciudadanía exigía.

En cuanto al Estado de Derecho, muchos actores políticos, incluyendo banquero-candidato Guillermo Lasso han cuestionado el estado de la institucionalidad y del Sistema Judicial llegando hasta dudar de la autonomía que estas entidades tuvieran. En sus acusaciones han intentado, con infundada malicia, generar sospecha abierta a la imparcialidad de la justicia y sus funcionarios.

En referencia a la lucha contra la corrupción, el Presidente Moreno ha cumplido con la promesa de perseguirla “venga de donde venga” aunque ésta sea dentro de su propio gobierno. Demostración de esto fue la inclemencia, severidad y convicción con la que actuó Moreno ante este caso al igual que el caso de un miembro de su gabinete como es Iván Espinel, cuyos indicios de corrupción se acumulan a semana seguida. De forma tajante y veraz, Moreno ha actuado sin que le tiemble la mano para permitir que la función judicial cumpla su deber.

En cuanto al tercer punto, es pertinente recalcar que por la naturaleza del caso Odebrecht y la trayectoria de los involucrados, el caso iba a sufrir de una politización excesiva. Los grupos de oposición han aprovechado la coyuntura para asumir un papel persecutorio, que nadie les ha encargado, y hasta justiciero. La imparcialidad es inexistente en estos grupos que mediante juicios de valor y elucubraciones han determinado que si Glas es corrupto, pues entonces todo el gobierno de la Revolución Ciudadana fue corrupta, incluyendo al actual presidente de la república y varios miembros del gabinete que igualmente fueron parte de aquella década. 

Con absoluta irresponsabilidad y libertinaje se han lanzado a acusar sin prueba alguna y han confundido la lucha contra la corrupción con la persecución política. En su paupérrima actuación, personajes como Cesar Montufar han logrado convertir a un genuino intento de consecución de la justicia en un circo romano. A pesar de aquello, la actuación singular del Fiscal General Carlos Baca ha dado muestra clara de su compromiso cívico con el país por la administración de la justicia de forma seria.

Este hecho marca un precedente importante en la historia del país pues no es el primer caso de corrupción que ha tenido pero si el primer caso de corrupción en que un presidente ha perseguido con éxito a la corrupción dentro de su propio gobierno y su partido político. Algo que por demás nunca sucedió cuando estos hechos ocurrían en gobiernos pasados. ¿O es que alguien cree que en épocas de León Febres Cordero se podía haber logrado esto? Todos y cada uno de los responsables del peor atraco en la historia del país, el Feriado Bancario, caminan libres y hasta quieren poner Presidente. ¿Luego de la Rebelión de los Forajidos no era cárcel lo que pedía la ciudadanía para Lucio Gutiérrez y su familia, los acomodados de la cholocracia? La Corrupción es un mal endémico que ha penetrado cada esquina de nuestra vida política. No es nueva, pero lo que sí es nuevo es que exista la resolución firme de tomar cartas en el asunto de una vez.



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